Los alimentos que manchan los manteles y servilletas manchan también nuestros dientes: las bebidas con color como el café, el té, los refrescos de cola, el vino tinto y los zumos de frutas oscuras (uva, arándanos, etc.); también los alimentos de colores fuertes, como las moras, arándanos, cerezas, granada, helados de frutos rojos, salsa ketchup, de tomate, de curry, remolacha, regaliz…
Todos estos alimentos contienen pigmentos que se adhieren al esmalte y dejan marcas, que son más duraderas cuanto más poroso sea el esmalte. Por eso, si vais a tomar alguno de los alimentos o bebidas de la lista anterior conviene que os lavéis a continuación los dientes.
Un truquito "de abuela", de esos de toda la vida para blanquear nuestros dientes de forma natural, ahorrativa y sin ningún riesgo para el esmalte dental es frotarlos todos los días durante 1 minuto con la parte interior (la parte blanca) de una cáscara de cítrico: naranja, lima, limón, pomelo o mandarina. Ya veréis que suaves y lisos los deja gracias a los aceites esenciales que hay en la cáscara y cómo se van poniendo más blancos poco a poco y sin utilizar blanqueadores abrasivos.
Otro blanqueante estupendo, natural y que cuida los dientes es el romero. Si tenéis romero fresco lo laváis bien bajo el chorro de agua y lo tenéis que dejar secar unos días. Después lo picáis finito y todos los días ponéis un poco en un algodón mojado en agua un poco y os lo pasáis bien por los dientes y muelas sin miedo porque el romero no raya es esmalte dental ni es abrasivo. Si lo hacéis todos los días, ya veréis qué cambio notaréis en vuestro color de dientes.
Los cítricos y los zumos de frutas ácidas dañan el esmalte dental aún más que el azúcar, así que ni se te ocurra utilizar el limón para blanquearte la dentadura, porque lo único que conseguirías sería estropearte el esmalte. Cuando vayas a tomarte un zumo de cítricos, mejor con una pajita.
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